Hablar no es exactamente lo mismo que comunicarse. Hablar es transmitir información, algo que todos somos capaces de hacer sin demasiada dificultad. Comunicar es, además, mover una emoción.

Comunicar bien quiere decir saber plantear lo que uno quiere o necesita, pero también significa saber escuchar lo que quiere o necesita el otro. Capacidades como la comprensión, la afectividad y la negociación son fundamentales para llegar a acuerdos, en vez de las imposiciones. En una situación de diferencia de opiniones, lo primero que hay que hacer es despersonalizar e identificar objetivamente qué es lo que se quiere decir. Esto se traduce en saber exponer qué ocurre y qué se quiere, lejos de insultar o reprochar a la otra persona.

El siguiente paso, antes de hablar, es preparar cómo plantear la cuestión, no hace falta insultar ni gritar.

¿Para qué queremos hablar?

Dios creó todo cuando “hablo” la palabra en el momento indicado. Es importante que el objetivo de la comunicación sea resolver y no ofender. Es preciso saber proponer un objetivo, o varias alternativas de solución, a la situación que esté ocasionando el malestar. Si todavía no ha llegado el momento de hablar también hay que determinar cuándo hacerlo. Es mejor esperar a que baje el momento de ‘enojo’ para poder argumentar, hablar y escuchar.

¿Cuánto debemos decir?

Es mejor no empezar a sacar temas de la prehistoria de la relación. Hay que centrarse a un tema en concreto (‘la luz está siempre encendida’ o  ‘no pasamos tiempo juntos’, por ejemplo) y encontrar una solución. Perdernos en otros problemas, lejos de resolver lo que está ocurriendo ahora, provoca un mayor dolor y distanciamiento en la pareja. Hablar siempre desde el ‘yo’: lo que a ‘mi’ me parece, lo que ‘yo’ creo, lo que ‘yo’ quiero. Evitar hablar desde el ‘tú’, que suele provocar que la otra persona se ponga a la defensiva (‘tienes que apagar la luz’, ‘tienes que pasar más tiempo conmigo’, etc.) Controlar los pensamientos irracionales tipo ‘las parejas que se quieren no se enfadan’ o ‘ya no me quiere porque me ha dicho’. Las parejas que se quieren bien saben expresar lo que les molesta, lo hacen con respeto y cariño, saben proponer soluciones, y ceden ante las que pueden resultar igualmente satisfactorias para ambos.

Te lo dije ¿No te Diste cuenta?

El lenguaje corporal puede revelar tanta o más información que las palabras. La conducta no verbal funciona como las cookies en internet: sin darnos cuenta, nuestro cuerpo transmite constantemente información sensible sobre nuestras intenciones, sentimientos y personalidad. Incluso cuando estamos quietos o en silencio, los gestos, las posturas, las expresiones faciales y la apariencia hablan por nosotros, y pueden resultar muy elocuentes.

En conclusión la comunicación en la pareja es fundamental para que sobreviva de manera feliz y sana, y es algo sobre lo que debemos prestar atención.

Aprender a comunicarse mejor es lo que les permitirá resolver de otra manera los conflictos y disfrutar de una mejor relación

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