“¿Andarán dos juntos, si antes no se han puesto de acuerdo?” Amos 3:3
El primer verbo que el profeta nos presenta es el de andar. Sus sinónimos: caminar, moverse, salir… manifiestan un escenario que involucra contacto con alguien, conversación, hacer cosas juntas… Caminar sin ponerse de acuerdo es no ir a ninguna parte. Cuánto más es importante saber el poder del acuerdo dentro del matrimonio. Caminar con otra persona plantea la necesidad de un acuerdo. El matrimonio será el camino que elegimos y el acuerdo, un estilo de vida que debemos llevar en ese andar.
“Jesús sabía lo que ellos estaban pensando y les dijo: - Todo reino dividido contra sí mismo, será destruido. Ninguna ciudad o familia dividida contra sí misma sobrevivirá - ”Mateo 12:25 Es tan importante estar unidos en un ACUERDO porque es lo que trae poder a la familia. En Deuteronomio 32:30-31 la palabra dice: “¿Cómo podría una persona perseguir a mil de ellos y dos personas hacer huir a diez mil, a menos que la Roca de ellos los hubiera vendido, a menos que el SEÑOR se los hubiera entregado? Pero la roca de nuestros enemigos no es como nuestra Roca, hasta ellos mismos se dan cuenta de eso.”
Entre los esposos hay diferencias de diversa naturaleza. Existen formas muy distintas de percibir, observar, analizar y responder a la realidad que viven y enfrentan. Ambos provienen de contextos familiares diferentes, formas de convivencia distintas, donde se adquirieron hábitos, costumbres y se experimentaron situaciones del hogar de modo diverso y con seguridad, tendrán temperamentos y caracteres diferentes. A diferencia de lo que se suele pensar, las diferencias en las parejas no son en sí mismas el problema.
Este surge cuando la pareja no se pone de acuerdo y asumen posiciones de permanente contradicción. El esposo y la esposa pueden ser muy distintos y hasta opuesto pero esas diferencias no las deben convertir en disputas recurrentes. Deben dialogar, exponer con respeto y consideración sus opiniones y, sobre todo, tener la disposición y buena voluntad para llegar a acuerdos satisfactorios para ambos.
¿Cuáles son los acuerdos más comunes de la pareja?
1) La crianza y las decisiones sobre la vida de los hijos los padres son responsables de las actitudes, valores y hábitos que adquieren sus hijos durante el proceso de aprendizaje hasta que son mayores. Imagínense que confusos estarían los hijos de padres que difieren en las decisiones de la casa todo el tiempo. Por eso es importante prever aspectos de la educación y tomar las decisiones juntos, aunque no lo noten, esto llena de seguridad y crea un carácter estable en los hijos.
2) Decisiones financieras la clave para obtener una sabia distribución del dinero, es analizar, reducir y tener planes claros. Debemos de permitir llegar a acuerdos en los que ellos entiendan que en asuntos de dinero todo debe estar debidamente planeado y anotado. En la actualidad, muchos hogares han llegado a circunstancias de endeudamiento inmanejables por diversos factores, lamentablemente son muchas.
familias las que no cuentan con esta útil y necesaria herramienta de control presupuestario. Sin ella, es difícil conocer el comportamiento del gasto y de los ingresos, prevenir riesgos, tomar decisiones a corto y mediano plazo, hacer ajustes, planear a futuro, y programar ahorros e inversiones.
3) Las tareas en el hogar el hogar es un deber de los dos. Aunque en este ámbito se han observado cambios importantes en el pensamiento y la conducta de las personas, aún persisten a nivel social y cultural algunos prejuicios e incomprensiones en cuanto a la distribución de tareas y responsabilidades del hombre y la mujer en el hogar. En las familias se debe asumir el concepto de la “corresponsabilidad”, que implica una distribución equitativa de tareas y actividades, puede significar distribuir aquellas responsabilidades según los gustos y preferencias y rotar las que menos disfrute generen o donde se tenga menos habilidad o destreza. Debe asimismo alcanzar no solo las actividades de limpieza y mantenimiento de la casa, sino también las de cuidado y atención de los otros miembros del hogar que lo requieran.
4) El círculo intimo Cuando hablamos del entorno intimo que rodea al matrimonio, debe encontrarse un clima apropiado cordialidad inteligente y saludable, sin pretender forzar escenarios de cercanía y de convivencia más allá de lo posible y lo necesario.
Aunque lo deseable es que cada persona pueda edificar relaciones afectivas y de disfrute con las personas más cercanas de su cónyuge, no podemos obviar el hecho de que en algunos casos será necesario establecer pautas y acuerdos entre la pareja para regular relaciones con las familias de origen (suegros, hermanos o parientes) o con grupos de amigos u otra pareja amiga. Debe aplicarse el sabio consejo de mantener “una relación necesaria, con una distancia saludable” Esto podrá ayudarlos a establecer y seleccionar vínculos respetuosos y armoniosos para ambos.
¿Cuáles son los principales enemigos del acuerdo?
1) Machismo vs. Matriarcado: El matrimonio no es una lucha de poderes. Nuestra sociedad está inmersa en una cultura con raíces muy tóxicas que envenenan el verdadero concepto del hombre y la mujer dentro del hogar. Dios hizo a cada uno con capacidades únicas y a cada uno los encomendó en una tarea muy específica, que sacar partido por uno de los dos géneros es totalmente errado al plan de Dios para el hogar. Debemos dejar que los principios de Dios especificados en Su palabra sean las bases para edificar nuestra familia.
2) La manipulación: Hoy en día existen lamentablemente muchos cónyuges que usan la manipulación para obtener beneficios individuales. Es una acción que evidencia una actitud egoísta e injusta. Manipular es influir, manejar, maniobrar o intervenir, con medios hábiles, maliciosos, deshonestos y arteros en la voluntad, acciones y opiniones del otro cónyuge, distorsionando la verdad, para beneficio propio. Estas actitudes van lastimando a la pareja. Debemos prestar suma atención ya que “el amor no hace nada indebido ni busca lo suyo”.
3) Secretos en el matrimonio: El amor es inocente, cree, confía, acepta, valora y aprecia. Los celos enfermizos, los malos entendidos y tomar una postura de “investigar” constantemente a nuestra pareja, son señales de falta de confianza. Confiar en el cónyuge y tomar la decisión de ser fieles y hacer prevalecer lo que creemos sobre lo que sentimos es fundamental para gozar de una relación estable y fuerte.
4) La falta de comunicación: los matrimonios que no son saludables, no expresan libremente lo que sienten porque muchas veces impera el temor, las malas reacciones o la imposición. Esto hace que no se pueda aclarar el mensaje, reflexionar sobre temas específicos y poder tomar decisiones saludables. Comuniquémonos a partir de la confianza, la cercanía y no por medio de la imposición o la manipulación. Solamente dos personas que se dejan transformar constantemente por el Espíritu Santo podrán vivir una vida matrimonial segura y saludable.
Imagínese que en su casa hay un trono, que está especialmente reservado para el Espíritu Santo. El es el mejor guía y consejero y sabe que es lo que conviene mejor para cada familia. Cuando está habiendo un conflicto constante y no se puede llegar a un acuerdo, es como si alguno de los dos tomara lugar en el trono en lugar del Espíritu Santo. Es allí donde se debe reconocer qué área no está dejándose tratar por el poder de Dios, y dejar que Su Espíritu vuelva a tomar el lugar que le corresponde en su casa