¿Por qué necesitamos orar?

¿Por qué necesitamos orar?

¿Qué NO es orar? La oración no es un monologo ni es “rezar” porque rezar significa hacer vanas repeticiones. Mateo 6:7 Jesús dice a Sus discípulos “y orando no uséis vanas repeticiones”. Orar no es algo “mecánico” que hacemos para cumplir con Dios, no es un ejercicio religioso, una válvula de escape, y tampoco es usar a Dios como “bombero” y pretender que descienda para auxiliarnos cuando “la casa está ardiendo”.

¿Qué es ORAR? Es una conversación o dialogo entre nuestro espíritu y el Espíritu Santo de Dios. Juan 4:24 dice que Dios es espíritu. El propósito principal de la oración es tener comunión intima con el Padre, y también tiene otros propósitos, por eso debemos hacer distintos tipos de oración. Por ej.: interceder por otros, hacer guerra espiritual, según nos guíe el Espíritu Santo. (Rom. 8:26)

¿Cómo era la vida de oración de Jesús y su comunión con el Padre? Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. Mateo 14:23.

  • Jesús oraba por la mañana: Jesús se mantenía en comunión íntima con el Padre. Para él la oración era una prioridad.
  • Jesús oraba por la tarde: se mantenía en constante oración durante todo el día. Mateo 14:23.
  • Jesús oraba por la noche: después que Jesús lo había dado todo, por eso se iba a orar. Lucas 6:12.

¿Con quién oraba Jesús? Oraba solo, y también con sus discípulos. Debemos tener tiempo a solas con Dios y tiempo de orar con los hermanos. Lucas 9:28.

¿Qué enseñó Jesús respecto a la oración? Jesús es un ejemplo de vida de oración. El oraba siempre, en todo tiempo, en todo lugar y por largos periodos de tiempo. La comunión con el Padre era su prioridad.

¿Por qué necesitamos orar? Mucha gente se pregunta ¿por qué debemos orar si Dios es soberano y hace lo que quiere, cuando quiere? ¿Si la palabra dice que antes que abramos la boca, Dios ya nos oyó, por qué tenemos que orar? ¿Si Satanás y sus demonios han sido derrotados y Jesús tiene la autoridad, por qué orar contra el enemigo?

La Biblia tiene cada respuesta 1. Dios trabaja usando a Su gente: Dios puede hacer lo que quiere sin ayuda de nadie pero a Él le ha placido usar seres humanos con faltas y defectos para obrar Sus planes y propósitos. Amos 3:7 dice que “no hará nada Jehová el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas. Por eso Jesús enseño como orar en Mateo 6:9-11…”Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”.

2. Dios busca una familia para tener comunión. Él quiere hijos con los cuales pueda relacionarse en intimidad. La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto. Salmo 25:14. ¿Qué es comunión? Es la palabra griega “koinonia”. Significa “tener algo en común”, quiere decir “tener amistad, dialogo, compañerismo, y que hemos desarrollado una intima relación con él.

3. La oración permite que Su voluntad sea hecha en la tierra. Jesús enseño a sus discípulos que orasen para que la voluntad de Dios se cumpla en la tierra (Lucas 11:2) Esto incluye nuestra familia, pero ¿Cómo será eso si algunos de nuestros familiares no quieren ni ir a la iglesia? Es por medio de la oración.

Cuando declaramos Su voluntad en oración, entonces Dios los atrae con lazos de amor (Oseas 11:4) por eso orar es una necesidad tan indispensable como comer o dormir.

4. La oración le da derecho legal a Dios para transformar la voluntad del ser humano. Por medio de la oración Dios puede lidiar con una persona que no desea cambiar. Cuando oramos por esa persona, Dios empieza a tocarle e inquietarla aunque ella en su corazón no desee cambios. Dios no viola el libre albedrío ni la voluntad de nadie. Tampoco fuerza a ninguno a hacer lo que Él quiere.

“Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” Fil. 2:13.

Con esto nuestras oraciones pueden traer cambios a la gente, a las ciudades y naciones, conforma a la voluntad de Dios.

5.La oración evita que caigamos en tentación. Una razón principal por la que debemos orar es para no caer en tentación, nos ayuda a apropiarnos del dominio que Dios ya nos dio (2º Tim. 1:7). Hay creyentes que caen porque no tienen vida de oración. Por eso son golpeados por el enemigo. Mateo 26:41.4

6.La oración es el medio de entregar nuestras cargas a Dios. Por medio de la oración echamos nuestras ansiedades, problemas y preocupaciones. Hay personas llenas de ansiedades en su corazón porque no tienen una vida de oración, y por consiguiente no le han entregado sus problemas a Dios. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. Filipenses 4:6.

¿Por qué a los creyentes les cuesta orar, y como tener victoria en esa área?  La oración es uno de los ejercicios espirituales que más nos cuesta realizar ya que requiere disciplina. Algunas de las razones por las cuales los creyentes no oran son:

1. La carne es débil. Al viejo hombre no le gusta orar. Sin embargo Jesús dijo: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. La carne siempre está cansada, quiere dormir más, siempre busca una excusa para no orar. Tenemos que aprender a someter y crucificar a diario nuestra carne.

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Gálatas 2:20.

2. No ver los resultados de inmediato. A algunos les pasa que, cuando no ven la respuesta a sus oraciones se desaniman y no siguen orando. En Mateo 21:22 dice “todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. La clave es perseverar en oración. “Perseverar en la oración, velando en ella con acción de gracias. Colosenses 4:2.

3. No sabemos qué pedir. No saber pedir, qué hacer cuando Dios habla, como orar conforme a la Palabra o no saber orar en el espíritu, nos lleva a la frustración. El resultado es que dejamos de orar.

“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” Romanos 8:26.

4. Se nos acaba el repertorio. Una razón por la cual a las personas les cuesta orar es porque se les termina el repertorio después de orar cinco o diez minutos. Se frustran y no continúan orando.

En resumen, Dios busca una familia para tener con ella amistad y comunión. Mediante la oración Dios puede hacer que la voluntad de una persona sea transformada, poniendo en su corazón el deseo y la habilidad para cambiar.

Debemos orar para establecer la voluntad de Dios aquí en la tierra, tal como es en el cielo. Tener una vida de oración nos evita caer en tentación y nos da dominio propio para resistir. Y también cuando oramos, entrega-mos las cargas y ansiedades a Dios.

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¿Cuáles son los beneficios que recibimos al decir “Jesús es el Señor”?

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“Todo el que CONFIESA a Jesús como Señor es Salvo” Romanos 10:9. Los cristianos conocemos este beneficio, pero otros lo desconocen. Otros beneficios que los creyentes recibimos por la obra de la cruz son:

//Comenzamos una vida nueva// “y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. 2º Cor. 5:15-17.

Al creer en Jesús y aceptarlo como Señor de nuestras vidas, dejamos de vivir para nosotros mismos (una vida egoísta, independiente de Dios y llena de fracasos) para entonces vivir para él una vida de servicio incondicional, dependiente de Su voluntad, llena de fe, esperanza y amor. (Vea 1º Cor. 13:13).

//Jesús se convierte en nuestro dueño// Al pagar el precio por nosotros, El se convierte en nuestro dueño, a tal grado que “ya no somos nuestros”. 1º Cor. 6:19-20.

//Ya no somos propiedad del diablo, le pertenecemos a Dios// “Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. 2º Cor. 10:5.

//Pasamos a ser administradores o mayordomos de los que somos y poseemos// “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”.  1º Pedro 4:10.

//Cuando recibimos a Jesús como nuestro Señor y Salvador dejamos de ser esclavos del diablo para ser ADMINISTRADORES o mayordomos de lo que Dios pone en nuestras manos y como tal, debemos ser halados fieles. (1º Cor. 4:2)// De acuerdo al manejo de la gracia que recibimos así Dios nos bendecirá. Nos dio talento y dinero para que lo multipliquemos. Nos dio una familia y quiere que la cuidemos. Luego Dios nos pedirá cuentas, porque El nos compro en el mercado de esclavos a precio de la sangre de Cristo. (1º Pedro 1:18-19).

//Aumenta el deseo de buscar la voluntad de Dios para nuestras vidas// Decirle a Jesús Señor es llamarlo “mi dueño” y esto implica que nuestro anhelo se convierte en una continua búsqueda por hacer su voluntad al reconocer su señorío, tal como lo hizo David cuando dijo “Dios mío eres tú”… o como lo hizo Pablo que “temblando y temeroso dijo: “Señor ¿qué quieres que yo haga?” Hechos 9:6.

//Recibimos la habilidad para ejercer poder y autoridad en la tierra// El resultado de nuestra sujeción a Cristo es poder usar la autoridad del nombre de Jesús. (Lucas 10:19)

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Como hacer que Jesús sea tu sanador

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Jesucristo es el médico por excelencia, mientras estuvo en la tierra sano enfermos, libero a los oprimidos y pago el precio de la salvación de toda la humanidad.

¿Qué es la enfermedad? Es una PERVERSIÓN demoniaca de la obra perfecta y creativa de Dios. El propósito de Satanás es robar, matar y destruir, nos roba la salud, la paz, mata nuestras esperanzas y destruye nuestras vidas.

¿Cuál es el origen de las enfermedades? La Biblia dice que todas las enfermedades están directamente relacionadas con alguna actividad demoniaca. Es decir, detrás de la enfermedad hay un espíritu inmundo. La Biblia es clara cuando afirma que Cristo en la cruz nos redimió de la maldición y por nosotros se hizo maldición. (Gal. 3:13)

¿Cómo revela Dios que es Su voluntad sanarnos? 1.Por Su naturaleza misma.  “y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador” Éxodo 15:26.

La palabra sanador es el vocablo hebreo “rafá” que alude a médico o doctor. El mismo se revela como médico a Su pueblo “Yo Soy tu Señor que te estoy sanando continuamente”. Esa revelación no la busco el pueblo de Israel, sino que a Dios le plació dársela; El tomo la INICIATIVA.

2.A través de Jesucristo. “Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”. Hechos 10:38

Es la descripción más clara del ministerio de Jesús. el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Está claro que la sanidad es de Dios y la enfermedad es del diablo, y que el Padre y el Espíritu Santo trajeron la sanidad a la humanidad por medio de Jesucristo. No hay registro en la Biblia que diga que Jesús rechazo a alguien que se le acerco buscando sanidad.

Nunca le dijo a una persona: “esta enfermedad es la voluntad de mi Padre para ti” o “esta enfermedad es muy seria, no la puedo sanar”. ¡Antes bien, todo el que vino a Jesús fue sanado!

3.Por la palabra escrita y el Espíritu Santo. “Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo”. Prov. 4:20-22.

Desde Génesis hasta Apocalipsis vemos que una y otra vez se CONFIRMA que la voluntad de Dios siempre ha sido sanar a su pueblo. Un claro ejemplo es que si confesamos la palabra, la obedecemos y la guardamos en nuestro corazón, será medicina para todo nuestro cuerpo.

¿Para qué vino Jesús? “Para esto apareció el hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”. 1º Juan 3:8. El hijo de Dios vino para desbaratar y anular todas las obras del diablo.

¿Quién es el agente que ministra sanidad a nuestro cuerpo?

El Espíritu Santo obra la sanidad en nosotros por virtud de la obra de Jesús. El es también quien sostiene el cuerpo humano en salud, le provee sanidad y le ministra fortaleza cuando es débil.

“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”. Romanos 8:11.

El Espíritu Santo que vive en nosotros es el mismo que levanto el cuerpo de Jesús de entre los muertos. Ese mismo espíritu VIVIFICA nuestro cuerpo. No hay enfermedad ni condición que el no pueda sanar.

¿Cuál es el medio más común que usa el Espíritu Santo para sanar? “envió su palabra y los sanó y los libro de su ruina” Salmos 107:20. El medio mas común que usa es la Palabra de Dios.

¿Cómo recibir sanidad y vivir en salud? La palabra de Dios es medicina a nuestro cuerpo. Es la provisión divina para RECIBIR sanidad y vivir en salud.

“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma2. 3º Juan 1:2.

“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” Josue 1:8.

De estos dos pasajes concluimos que tener sanidad y prosperar están relacionados con nuestra actitud hacia la Palabra. Si confesamos  la Palabra y la obedecemos, entonces prosperaremos y viviremos en salud.

¿Por qué no todos reciben sanidad? Si la voluntad es sanar a todos ¿por qué no todos la reciben? La respuesta es, porque no todos cumplen las CONDICIONES que El pone para activar Su poder. Por ejemplo: hay cristianos que no son sanos porque no tienen la revelación de la sanidad y por ende no tienen fe. Eso no significa que no sea la voluntad de Dios sanar.

El Señor sabe que un pueblo enfermo no puede pelear las batallas, no puede cumplir efectivamente Su voluntad en la tierra. El sabe que un pueblo débil no puede caminar en Sus planes y propósitos.

El siempre quiere sanar. ¿Cree que la palabra de Dios es verdad? Entonces crea que “por sus llagas fuimos curados”. Aunque tal vez su cuerpo le diga otra cosa. La sanidad se recibe por fe. Comience a declarar sanidad por fe. Dios sigue sanando hoy, puede sanar cualquier enfermedad, física, emocional o mental. Su voluntad es SANARNOS hoy a todos de toda enfermedad.

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¿Qué es fe?

¿Qué es fe?

La fe es fundamental en el cristianismo. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6.

La fe es lo único que nos lleva a vivir una vida de total DEPENDENCIA de Dios. La Biblia nos enseña que todo lo que no se hace con fe es pecado (Romanos 14:23)

Fe es creer con certeza que recibiremos lo que esperamos; es estar totalmente convencidos que alcanzaremos lo que aún no vemos. En griego la palabra fe se traduce como pistis que significa estar firmemente convencido, o persuadido de la verdad en base a lo oído. El nivel y tipo de fe que tengamos estará en relación directa a lo que escuchemos acerca de la palabra de Dios.

Creer lo que Dios dice es la GARANTÍA o el título de propiedad de lo que esperamos. Así que cuando por fe declaramos algo, no debe haber duda alguna que llegará lo prometido.  “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Hebreos 11:1.

Examinemos este versículo: // La fe es presente // Hebreos 11:1 dice “es pues la fe…” está en tiempo presente. Esto quiere decir que, aunque no veamos las cosas físicamente, la fe es HOY, no mañana.

//La fe es certeza// la palabra “certeza” viene de la misma raíz de la palabra “sustancia”, significa “algo que es concreto”. La sustancia es la palabra de Dios, tangible, concreta y real. Ilustración: cuando vamos a confeccionar un vestido necesitamos tela, de lo contrario de nada sirve que tengamos el patrón y buen diseño. La tela es la sustancia. De la misma manera la fe da la sustancia a lo que estamos creyendo.

//La fe no percibe a través de los sentidos; eso es conocimiento// Hebreos 11:1 Las expresiones “es la certeza” o “la convicción de lo que no se ve” nos dicen que las cosas están allí pero no las hemos visto con los ojos naturales. La fe se basa en las verdades y realidades invisibles y eternas reveladas en la Palabra. Dijo Jesús: “Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios? “Juan 11:39-40.

//La fe CREE primero y después ve, no al revés// Hay un conflicto entre lo que perciben nuestros sentidos y la revelación de la palabra de Dios. Si usted está enfermo puede ver o sentir en su cuerpo las evidencias de la enfermedad; sin embargo, la Biblia dice que “Jesús llevo nuestras enfermedades”. Por consiguiente, usted debe decidir y escoger a quien creer: a sus síntomas, al doctor o a la palabra de Dios.

//La fe es convicción (o evidencia) // Si tenemos la convicción de algo, pero no tenemos ese algo a la vista física no quiere decir que no exista o no sea una verdad. Por ejemplo, si sus hijos están en la escuela usted tiene la convicción que tiene hijos, aunque no los pueda ver ni tocar. Así es la fe. En lo sobrenatural, aunque no contemos con una evidencia física, tenemos la evidencia, la plena convicción que existe en el mundo espiritual. ¿Cuál es nuestra evidencia? Las PROMESAS infalibles de Dios (2º corintios 1:20)

¿Todos los creyentes tienen fe? ¡Si! “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”. Romanos 12:3. La Biblia dice que Dios ha dado a cada creyente una medida de fe. Algunas personas piden que el Señor les de fe. Pero en realidad ya tienen fe, solo que no la han desarrollado. Como cualquier otro músculo su desarrollo dependerá del ENTRENAMIENTO al que lo sometamos.

¿Cómo se desarrolla y desata esa medida de fe? “Así pues la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Romanos 10:17.

-La fe se desarrolla escuchando la palabra continuamente. Debemos estudiarla, oírla, meditarla y vivirla. Aunque toma tiempo nuestra fe crecerá.

-La fe se desata a través del poder de nuestra confesión, acompañada con acciones correspondientes. Cada vez que Dios crea algo primero lo habla (Gen 1:3). Jesús nos enseña que la confesión de nuestra boca tiene poder. (Mr. 11:23) hay personas que hablan de forma tan negativa que la confesión de su boca ANULA cualquier cosa en la que estén creyendo. Como resultado, viven en derrota y miseria. Simplemente recogen los dichos de su boca. “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos2. Prov. 18:21.

¿Qué es la confesión?  Confesión es la palabra griega “homologéo” (homo: lo mismo, logeo: decir). Como vemos “confesar” es decir lo mismo que Dios dice. Por ejemplo: ¿Qué dice Dios acerca de la sanidad del cuerpo? El dice que por la llaga de Jesús “fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5). De manera que confesar algo diferente como “estoy enfermo” “me duele todo el cuerpo” o adjudicarse cosas malas como “mi artritis” “mi migraña” es confesar algo DIFERENTE a lo que Dios dice. Lamentablemente eso negativo es algo que usted va a cosechar

¿Quién es el sumo sacerdote? “Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús”. Hebreos 3:1. La palabra profesión es sinónimo de confesión. Jesús ministra y confirma ante el Padre lo que nosotros confesamos con nuestra boca, pero no lo hace si confesamos algo contrario a la Palabra, ni tampoco si nos quedamos callados.

Si usted confiesa la Palabra diciendo “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13) “Soy sano por las llagas de Jesús” “soy un Hijo/Hija de Dios” esa es la CONFESION que Jesús ministrara al Padre. “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión”. Hebreos 4:14.

En el griego la palabra “retener” es katéo y significa “mantenerse en curso” o “seguir firme hacia adelante”. En la antigüedad ese término se usaba para indicar que un barco estaba en curso o en la dirección deseada. Cuando confesamos lo opuesto a la palabra nos salimos del curso de nuestra vida. Por eso, EVITE palabras que traigan a su vida miseria, muerte y enfermedad.

Nuestra fe debe ir acompañada de acciones “Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote”. Marcos 5:25-29.

¿Cómo fue que esta mujer desató su fe y recibió su milagro? // CREYÓ en su corazón y actuó. “vino por detrás entre la multitud”

//HIZO UNA CONFESIÓN POSITIVA “si tocare tan solamente su manto seré sana”.

//RECIBIÓ el milagro “en seguida la fuente de su sangre se seco”.

//CONTO el milagro. “…se postro delante de él (Jesús) y le dijo toda la verdad” (vea Marcos 5:33). No solamente debemos confesar el milagro antes, sino también después que ocurra. La confesión es la expresión natural de la fe que habita en nuestro corazón.

La fe nos lleva a creer que Todo es posible: “Jesús le dijo: si puede creer, al que cree todo es posible”. Marcos 9:23.

//LA FE SIN OBRAS ES MUERTA. “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma”. Santiago 2:17. En este pasaje encontramos cinco ejemplos que nos confirman que la fe sin obras es muerta y por consiguiente inefectiva.

  1. La necesidad de un verdadero hermano. Si usted ve a alguien con necesidad y no le ayuda, sus obras no están mostrando su fe. ¡Tenemos que ACTUAR! (Stgo. 2:15-17)
  2. Los demonios también creen. Si no actuamos en lo que creemos y confesamos, la Biblia dice que no estamos haciendo más de lo que hacen los demonios. Ellos conocen la Palabra y creen, pero obviamente no actúan de acuerdo a ella ni la obedecen. (Santiago 2:19).
  3. Abraham fue justificado por su fe y sus obras. Si Abraham no hubiese actuado de acuerdo a lo que creía al ofrecer a Isaac, no hubiese recibido la promesa. El tuvo que creer y actuar, aun cuando no ENTENDIA ni tenía la promesa visiblemente en sus manos. (Santiago 2:21-22).
  4. Rahab la ramera recibió a los mensajeros. Esta mujer también actuó según lo que creía, dando instrucciones a los mensajeros para salvarles la vida. Ella creyó la promesa de Dios para ella y su familia y actuó en fe aun arriesgando su propia vida y Dios fue fiel en guardarla y bendecirla. (Santiago 2:25-26).
  5. El cuerpo sin espíritu está muerto. Cada acto del cuerpo refleja la expresión del espíritu en el. lo que usted dice y hace, refleja lo que usted cree. La fe es ineficaz a menos que usted haga algo.

La fe en Dios es una creencia incuestionable. Es tener confianza absoluta en Sus promesas; es creerlas, confesarlas y actuar conforme a ellas dándole gracias a Dios de antemano tal como si ya lo estuviera viendo con sus ojos naturales. ¡Esa es la fe en Cristo Jesús!

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¿Para que sirvió la muerte de Jesús en la cruz?

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En la cruz el Calvario ocurrió un intercambio divino. De un lado Jesús tomo la carga de todas nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, herido fue por nuestras rebeliones, fue despreciado y desechado entre los hombres y recibió todo el castigo que nos correspondía (Isaías. 53:3-7).

A cambio nos dio las bendiciones que a Él le pertenecían por llevar una vida de obediencia y santidad. Nos dio su paz que sobrepasa todo entendimiento, nos dio sanidad divina, ya que escrito esta “por sus llagas fuimos nosotros curados” y nos dio vida en abundancia. Dios Padre cargo sobre él, todos nuestros pecados y aunque angustiado y afligido no abrió su boca, no se quejó ni renunció.

Diez aspectos del intercambio divino en la cruz:

Por donde se mire la obra de Jesús en la cruz es PERFECTA. Hoy vamos a conocer los primeros 5 aspectos: 1. La cruz es la fuente de provisión total de Dios para cada creyente: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Rom. 8:32. Todas nuestras necesidades, sean emocionales, espirituales, materiales, de salud o financieras, ya han sido provistas en la cruz. Por eso cada vez que recibamos algo debemos reconocer que la fuente de origen de toda provisión de Dios es la cruz.

  1. En la cruz Jesús le suministro a Satanás una derrota total, irrevocable, eterna y permanente. Nada puede hacer Satanás para cambiar el hecho de su derrota. Es eterna e irrevocable porque la victoria de Jesús es total y PERMANENTE. Ya no puede cambiar lo que Jesús ganó en la cruz, entonces la táctica del enemigo se centra en tratar de esconderle a la iglesia el verdadero poder de la cruz. Por todos los medios quiere diluir, suavizar, rebajar y menospreciar el poder de la cruz, para que la iglesia no perciba la total provisión que le corresponde.
  2. Jesús recibió el castigo por nuestros pecados para que seamos perdonados, llevo nuestras enfermedades y dolores para que seamos sanados. “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. Isaías 53:3-5.

En este versículo debemos hacer énfasis en 3 puntos: 1º  Perdón de pecados. El castigo debido a  la desobediencia de toda la humanidad vino sobre Jesús. Esto forma parte del PLAN de salvación de Dios.

2º  Paz con Dios. Hasta que el castigo por el pecado o iniquidad no fuese ejecutado no habría posibilidad de tener paz ni de ser reconciliado con Dios.

3º Sanidad. Nos otorgo sanidad al llevar nuestras enfermedades, solo tenemos que entrar por medio de la FE. Mr. 8:16-17: “Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias”.

La Biblia afirma “los sano a TODOS”. Este es el evangelio del Reino, el cual nosotros también predicamos. Una razón principal por que las multitudes seguían a Jesús era por ver milagros. (Juan 6:2). Hay personas que no les cuesta creer en que Jesús perdona los pecados pero se les hace muy difícil aceptar que Jesús sigue sanando s los enfermos hoy. El perdón es uno de los mayores milagros que ha recibido la humanidad.

  1. Jesús se hizo pecado para que seamos justificados con Su Justicia. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados…” Romanos 3:23-25. El cuerpo de Jesús llevo nuestras enfermedades y dolencias, pero Su vida -su alma- fue puesta como OFRENDA por nuestros pecados. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. 2º Cor. 5:21.
  2. Jesús se hizo maldición para que nosotros recibamos bendición. Gal. 3:13. Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero). En el tiempo de Jesús, morir en la cruz era la peor maldición que alguien podía sufrir. Todo el que era crucificado acarreaba una maldición para sí y su familia y era visto además, como altamente contaminante para la tierra que pisaba.

Esto lo confirma la biblia. “Si alguno hubiere cometido algún crimen digno de muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis en un madero, no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad”. Deut. 21:22-23. Jesús fue hecho MALDICIÓN para que nosotros recibamos BENDICIÓN pero también para que vayamos a LIBERAR a otros. Muchas personas que tienen maldiciones operando en su vida ni lo saben.

Siete indicadores que muestran que una persona está bajo maldición

Existen siete indicadores claves que muestran que una persona está viviendo bajo maldición. La presencia de un solo indicador no significa que en ella esté operando una maldición, pero si varios están presentes, entonces la maldición es obvia.

/1/ Colapsos y trastornos nerviosos y mentales.   /2/ Enfermedades crónicas repetidas, especialmente   hereditarias.   /3/ Repetidos abortos espontáneos, no provocados.   /4/ Separación matrimonial o destrucción familiar    (varios divorcios).   /5/ Continúas crisis económicas, especialmente    cuando se gana lo suficiente.   /6/ Accidentes continuos de toda clase.   /7/ Historia de suicidios y muertes no naturales en la   familia.

Hay ESPERANZA para cualquiera que se identifique con esto porque Jesús se hizo maldición para que nosotros recibamos bendición. ¡Cristo ya venció!

Hoy prepárese a RENUNCIAR a seguir siendo esclavo del pecado. El poder de la cruz lo hará libre. Cuando nosotros ponemos ese fundamento, tenemos fe en los resultados. Por tanto sabemos que hoy veremos a la gente libre de maldiciones. ¡Jesús fue hecho maldición para que nosotros recibamos bendición!

  1. Jesús soporto nuestra pobreza para que podamos recibir nuestra prosperidad. “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”. 2º Corintios 8:9. La abundancia de Dios se recibe por fe, y por la gracia de dar; así que comencemos a DECLARAR el verso anterior con la convicción plena que Jesús es el sumo sacerdote de nuestra confesión (Hebreos 3:1)

¿Cómo entender la abundancia? La abundancia significa que usted tiene suficiente para usted y aun le sobra para dar a otros. Este es el nivel donde Dios nos quiere llevar. “Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las cosas, servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte”. Deut. 28:47-48

La pobreza es una maldición que trae consigo hambre, sed, desnudez, y carencia de cosas. La gran comisión que nos dejo Jesús nos manda a llevar el evangelio del Reino y el mensaje de la cruz a todos los rincones de la tierra. Esto incluye predicarle los pobres. Sin embargo al morir en la cruz El destruyo la maldición de POBREZA, para que nosotros viviéramos ABUNDANCIA.

“En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”. Hechos 20:35 Dar sin que nadie tenga que forzarlo indica que, quien da, ha adquirido al menos en ésa área el carácter de Cristo cuya naturaleza es dar. Dios ya ha provisto la abundancia para usted para que le alcance incluso para sembrar a otros. No significa que todos los creyentes sean millonarios

pero si que el nivel de provisión con que Dios desea bendecirnos es la abundancia. Declare esto en voz alta: “Jesús llevo nuestra pobreza para que nosotros podamos compartir Su abundancia”. Si lo cree hoy usted comenzará a tener un cambio PERMANENTE en su vida.

  1. Jesús llevo nuestra vergüenza y culpabilidad para que podamos recibir Su gloria. Muchas personas tienen un grave problema con la vergüenza. Sienten que nunca pueden levantar su rostro delante de Dios. Cuando esto ocurre una de las causas más frecuentes son los abusos de todo tipo en la niñez, incluyendo el abuso sexual. La buena noticia es que la cruz también provee remedio para ellos. “Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Y sentados le guardaban allí”. Mateo 27:35-36. Los soldados no solo azotaron y pusieron corona de espinas a Jesús, sino que lo dejaron totalmente desnudo. Así permaneció durante horas antes la burla de los soldados y de la gente que pasaba cerca.
  2. Jesús soporto nuestro rechazo para que podamos obtener su aceptación. Es sentirse excluido del círculo que frecuentamos o no aceptado por ellos. Es una herida profunda que puede producirse en el alma de la persona.

¿Cuáles son las causas principales del rechazo? Podemos identificar tres: *Cuando los padres no saben expresar su amor. El amor debe ser abiertamente expresado. Si se ama en secreto o en silencio no produce el efecto deseado, especialmente en los niños. * Cuando el que viene es un niño no deseado. Para muchos el rechazo comienza en el vientre de su madre, cuando ella descubre que está embarazada, y ella, el padre del bebe u otros familiares no desean al bebe. También puede venir por el sexo del bebe, cuando se desea una niña y viene un varoncito o viceversa. * Cuando hay rompimiento en la familia. Muchas veces los hijos de una familia que atraviesa por un divorcio se sienten culpables de la desintegración del hogar y adquieren un espíritu de rechazo. Muchos se casan demasiado jóvenes tratando de suplir su falta de amor con sexo, pero a cambio reciben repudio, abuso y más rechazo. El llevo el rechazo nuestro para que podamos obtener Su ACEPTACION.

¿Qué significa ser aceptado? La palabra griega que se utiliza es “charis” que significa “tener gracia”, “contar con el favor de alguien”. Quiere decir que ahora somos tan hijos de Dios “por gracia” como lo es Jesús. Mucha gente sufre rechazo porque no conoce esta verdad. Jesús quiere liberarlo ahora mismo del rechazo. ¡Reciba por fe la gracia de Dios y Su aceptación ahora!

  1. Jesús fue separado del padre por la muerte para que podamos ser uno con Dios. Cuando José de Arimatea fue a pedirle a Pilato el cuerpo de Jesús para sepultarlo, cuando finalmente muriera, Pilato se sorprendió al saber que Jesús ya había muerto (Mr. 15:44) pues la crucifixión era una muerte muy lenta.

La separación del Padre y Su silencio. El desamparo es el más cruel de todos los abandonos. En su agonía Jesús clamo: “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has desamparado?” (Mt. 27:46). Por primera vez en la historia del universo Jesús oro y no obtuvo respuesta. Después gritó otra vez y entrego su espíritu muriendo. Luego el velo del templo re partió en dos de arriba abajo como demostración que era obra de Dios. El velo era lo que SEPARABA al hombre pecador de un Dios Santo y cuando Jesús murió el velo se rompió dejando libre la senda que nos da pleno ACCESO a la presencia de Dios.

“Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido”.  Isaías 53:8

¿Provocó comentarios esta controversia? Seguro que si, porque en la cultura hebrea lo peor que le podía pasar a un hombre era ser cortado de su linaje; esto quiere decir, no dejar una descendencia que continúe después de él. Nosotros somos el cumplimiento de esa profecía. La muerte de Jesús acabo con una generación de pecado y corrupción, pero inicio una nueva generación.

  1. Nuestro viejo hombre fue ejecutado para que el nuevo hombre pueda vivir en nosotros. “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado”. Romanos 6:6.

Todos los que hemos sido bautizados en Cristo hemos sido bautizados en su muerte a fin de que como Cristo resucito por la gloria del Padre así también nosotros tengamos vida nueva. (Rmo. 6:3-4) al hacer pública nuestra decisión de seguir a Cristo, al bautizarnos, reconocemos que morimos a lo viejo.

¿Quién es el viejo hombre? Es el “cuerpo de pecado” aunque también conocido como “la carne” o “naturaleza dinámica”. Lo podemos definir como “rebeldía”. Dios tiene un plan para ese rebelde, no con horas de consejería, sino crucificándolo. Al morir Jesús nuestro viejo hombre murió con El. ¡Saber y creer esto nos hace LIBRES!

¿Qué significa estar muertos al pecado? Que el pecado ya no nos atrae, no señorea nuestra vida. El sacrificio de Jesús incluye la ejecución de la naturaleza rebelde que vive en nosotros. No podemos tener una vida de victoria si el viejo hombre rebelde que vive en nosotros no es ejecutado.

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El matrimonio. Gen. 1:28. Dios propuso la bendición y bienestar del ser humano a través de la construcción de la familia como eje de la humanidad.

Dios eligió una pareja y los unió en matrimonio. Fue su idea.

Anhelos de Dios al crear el matrimonio:

  1. Que los dos fueran un equipo, que se acompañen mutuamente.
  2. Que el hombre de a la mujer el lugar que le corresponde. Gn. 2:23. Son importantes sus actitudes y pensamientos en los primeros días de su matrimonio. Estos marcaran la naturaleza de esa unión.
  3. Que vivan la intensidad del amor conyugal. Gn. 2:28. La pareja debe trabajar para conquistar y dar una propia personalidad al matrimonio en privacidad. El corazón se debe alimentar diariamente con palabras, actitudes, atenciones, respeto, teniendo sexualidad sin pecados.
  4. Que disfruten como pareja las 4 bendiciones dadas por Dios: Fructificación, multiplicación, señorío o autoridad, capacidad para sojuzgar (como responder, reaccionar)
  5. Bendecirlos con una descendencia bendita.
  6. Los padres con los hijos. Dt. 11:18-21.
  7. Formarlos en la identidad; deles respeto. No los maltrate con palabras, gestos, críticas, etc. El abandono produce en los niños daños terribles.
  8. Dar buena instrucción. Pr. 22:15. De valores morales (con las cosas que permite en el hogar)
  9. Mantengan como familia contacto con la Palabra. Mt 4:4. No agüe la leche espiritual con malas actitudes. Ef. 4:31. No te olvides de Su palabra, Dios no se olvidará de ti ni de tus hijos.
  10. Aplique disciplina eficaz. Pr. 13:24. No tolere lo que está mal. No errar en la corrección (Ef. 6:14).
  11. Ayúdelos a tener una autoestima saludable, sana, segura con nuestras palabras en momentos buenos y de dificultades también.
  12. Proveer para sus necesidades. 1º Ti. 5:8.
  13. Converse con sus hijos. De confianza. Escucharlos, comprenderlos con empatía. No levante su voz ni se impaciente. No marque errores ni los critique. 8. Tener en cuenta sus opiniones para decisiones importantes de la familia.
  14. Tenga actividades recreativas de acorde a las edades de sus hijos. 10. Hacerlos sentir los más importantes para su vida.
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